Saturday, January 15, 2011

Eres de todos, menos mía

No te conozco del todo, pero ya sé que existes MJ, por lo que pienso en ti, en que ya te he conocido, y que tenemos una relación. O la sueño. Porque he comprobado que eres una mujer extraordinaria. No me lo puedo creer. Estoy impresionado, mi Ama. Eres tremenda, deliciosa, dura, segura de ti misma, seria, tranquila, severa y dominante, pero con naturalidad. Con una seguridad pasmosa.

Porque si me aceptas querré amarte más allá del bien y del mal, más allá de dolor, más allá de los límites que cualquier persona razonable se impone para no caer al vacío. Porque perder la razón contigo es lo más razonable del mundo, lo normal. Porque contigo el abismo es el cielo en el que el dolor es un placer y servirte y humillarse ante ti un orgullo que sólo unos pocos pueden disfrutar y paladear.

Porque tus cuernos son para mí un orgullo que me hace levantar la cabeza por la calle erguido y digno, muy digno. Y orgulloso. Tus cuernos son mi dignidad, aunque no lo parezca y nadie lo entienda. Y me siento orgulloso, muy orgulloso de lucirlos y de ofrecértelos para que disfrutes y goces porque esa es mi forma de amar, de demostrarte que te amo sin ningún límite. Ese es mi destino.

Ese quiero que sea mi destino en esta vida: dedicarme exclusivamente a amarte y a darte todo el placer. Sin límite. Total. Absoluto. Mi placer es tu placer, ver que tu gozas. Sólo le pido eso a la vida, que no es poco. Verte gozar y gozar, sobre todo si es en los brazos de otro. Y que cada día seas más libre para gozar sin límite alguno.

Es una fantasía que tengo contigo. Y como es natural dado nuestro carácter, en ella ya me has dominado sutilmente y me has hecho tuyo poco a poco. Y por eso ya has follado con varios (incluido un motero), te he visto acostada con alguno, te has morreado con otros, les has tocado el culo a unos cuantos y yo todavía no te he penetrado ni tan siquiera te lo he pedido.

Y sé que si lo hago, que si pongo mi polla en la punta de tu coño puede que me pegues una hostia para rechazarme. O puede que no. Y pese a ello te amo, no me importa. Lo comprendo.

Comprendo que otros te follen y yo no, porque soy tu sumiso cornudo y además estoy en castidad por ti y no puedo tener ni un orgasmo sin tu permiso, mientras tu te corres como quien quieres, cuando quieres y con quien quieres. Sobre todo esto último pues follas con quien te pete y a mí no me lo permites pues soy tu sumiso cornudo.

Y porque te amo. Te quiero, amor mío y porque que aunque te parezca una paradoja, cuando más sumiso me haces, cuanto más te amo, más fuerte me siento. La sumisión a ti me libera, me da fuerza, porque es por amor y el amor te hace fuerte.

Es un verdadero placer amarte y ser tu sumiso, amor mío. Y estar entregado a ti, y ser tuyo, es hacerme más fuerte porque eres tú en mí, viviendo en mí. Somos dos en uno y me siento aún más fuerte.

Puede parecer paradójico, pero cuando más sumiso soy a tu voluntad y más cornudo me haces más fuerte me siento pues yo vivo por ti, respiro por ti, sueño por ti, veo por ti y siento por ti, porque sólo deseo que tu placer gobierne mi vida para poder sentirme feliz y realizado, porque sólo aspiro a que me permitas vivir para tu exclusivo placer, a que me hagas tuyo y a que te apoderes de mis cojones, de mi virilidad, y los hagas tuyos. Mis cojones son tuyos, ya lo sabes, porque has tomado posesión de ellos. Porque te quiero amor mío.

Porque no quiero ser libre, nunca, jamás, y te suplico que me ates cada día más a ti, que me sujetes cada día más a tu voluntad porque no quiero vivir otra vida que no sea viviendo por ti, viviendo en ti y sintiendo lo que tú sientes. Porque tu libertad me hace libre y cuanto más libre eres tú, más te amo, porque te quiero libre, mi Ama. Muy libre mientras yo no puedo ni respirar sin tu permiso.

Porque ser tu esclavo me libera, porque ser tu sumiso me hace un nuevo hombre y porque no quiero ser libre, nunca, jamás, si eso supone estar fuera de tu dominio, de tu voluntad y de tus deseos. Odio esa libertad en la que tú no gobiernas; odio esa libertad que tu no posees; odio esa libertad que tú no administras y odio esa libertad en la que tú no puedes encerrarme de por vida en la jaula de tu amor y de tu celo posesivo.

Porque te amo tanto que te suplico que me encierres y me sometas, te lo ruego, y que luego tires la llave bien lejos porque yo no quiero ser libre porque mi libertad es ser tu esclavo.
Te quiero, amor mío.
Gracias por hacerme tu más sumiso cornudo.

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